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Futbol y país

Divagaciones de la Manzana


Martha Chapa


Pareciera que nuestra selección de futbol quedó eliminada como reflejo e influjo de las crisis que prevalen en el país.

No sé tanto de futbol, pero dicen los especialistas de este deporte, que no deben interrelacionarse tales resultados.

Hay países que transitan por momentos difíciles en su economía y sin embargo están triunfando en el Mundial de Qatar, como puede ser el caso de Brasil o Argentina. O bien, que países con una realidad o capacidad potencial, similar al de nosotros o hasta por debajo del nivel propio, han llegado ya al menos a octavos y cuartos de final, como ocurre con los equipos africanos.

El caso es que una vez más no llegamos ni al llamado quinto partido en la fase de eliminatorias.

Todo apunta entonces a la desorganización y el carácter mercantilista del futbol profesional en México y son muchas las causas del fracaso: desde la falta de competitividad, la carencia de un sistema que capte y desarrolle talentos en la población infantil y adolescente, el exceso de contrataciones de extranjeros, fogueo de bajo nivel y otras tantas decisiones erráticas. Igualmente, estudiar y adaptar los métodos y prácticas que han aplicado países que en cada campeonato mundial exhiben un buen futbol y acumulan victorias, por ejemplo, Francia y ya no digamos Brasil, que van encausando el talento local y estimulándolo hasta su culminación en las más elevadas competencias internacionales. Otro punto que también merece considerarse es el de intercambio de partidos entre las ligas de Estados Unidos y México, hasta optimizarlo.

Es hora ya de exigir a los dueños de los equipos profesionales que se comprometan a emprender cambios ya no con propósitos puramente comerciales, sino prioritariamente deportivos a fin de armonizar la gran afición mexicana con la

calidad de su Selección, hoy tan dispar. En todo caso, emprender un análisis a fondo, para detectar vacíos y omisiones, así como planear, definir estrategias, reorganizarse y actuar sistemáticamente. En fin, superar el recurrente “ya merito”, como también actitudes derrotistas o peor aún complejos psicológicos en diversos momentos que se le han achacado a nuestra Selección Nacional.

Sólo así, nos apartaremos de la ruta del fracaso, y ser capaces de estar algún día en las finales e ir justificadamente al Ángel de la Independencia para gritar ¡ M E X I C O ¡


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