Diario de un reportero
Miguel Molina
Y un día de no hace tanto vimos la foto de Santiago Abascal, líder de Vox, la extrema derecha española, con senadores y otros funcionarios del partido Acción Nacional. Sonrientes, todos celebraban la firma de la Carta de Madrid, un documento que liga a un sector político de México – a algunos mexicanos, y más que nadie a quienes promovieron el encuentro y a quienes firmaron el documento – con Vox, la extrema derecha de España.
"Fue un error", dijo el senador Julen Rementería, cuyo liderazgo de la fracción panista en el Senado sigue firme. "Y se prestó a interpretaciones que no corresponden a los ideales y principios del PAN", aunque nunca explicó por qué se cometió ese error, y qué diferencias hay entre su partido y Vox. Así cualquiera.
Por donde se mire, el encuentro – que se produjo en el Senado – ilustra la esquizofrenia política que vive el país. La organización política que comparte principios fundamentalistas con sus contrapartes españoles es la misma que establece alianzas estratégicas con la izquierda oficial. Hasta el momento la izquierda no ha dicho gran cosa, si es que ha dicho algo. Pero además no importa. Alguien encontrará algún argumento para que las cosas sigan como si nada.
El problema no es solo del PAN, que permite – y con eso alienta – plataformas con ideas de otro tiempo, en una alianza "entre México y España en defensa de la libertad, la democracia y la propiedad privada". Es del sistema político, que ha perdido la brújula (aunque tal vez nunca tuvo una) y ha sobrevivido dando bandazos ideológicos que no llevan a ninguna parte. Ninguna idea del país que queremos ha convencido a todos, aunque muchos hayan votado por lo que hay nada más para ver qué pasaba.
Pero la vaina va más allá. La extrema derecha española registró su marca para lo que se pudiera ofrecer a sus amigos mejicanos. Tiene servicios de publicidad y mercadotecnia, información, investigación, análisis de negocios, anuncios, consultoría de relaciones públicas, publicidad en línea, contratación de personal, estudios de mercado, gestión comercial, asesoría de negocios, peritajes, consultorías de seguridad. Y servicios de grupos de presión política.
La relación de algunos panistas destacados – porque para ser senador hay que ser destacado, al menos en teoría – con los franquistas también alimenta el discurso oficial que condena todo lo que no sea afín. Eso tampoco es para mejor servicio de la nación. Algún día terminaremos por comprender que la política es un ejercicio de personas libres que gobiernan y son gobernadas sin miedo, sin mentiras y sin extremismos. O tal vez nunca.
Desde el balcón
Sol, sol, solazo. A uno le dieron ganas de quitarse la camisa en el camino al supermercado, pero esa es una vaina sumamente europea, así que suda. En el parque están las señoras que pasean a sus perros, los papás que empujan una
carreola mientras ven su teléfono, los funcionarios menores que caminan sin prisa a su trabajo, gente que hace ejercicio, y en las canchas de futbol hay muchachos que practican lo que pueden.
De regreso de la compra (pescao, carne para hacer albóndigas, huevos, papas, cebolla, pan molido y pan sólido, vino, cosas desas) uno se sirve un dedo de malta, da un buchito, corta un tomate y le echa alcaparras y orégano y aceite de oliva y sal, y se lo come sin prisas. Lee las noticias de aquí y de allá.
Allá sigue siendo noticia Zulma González García, quien tiene doce años y padece diabetes y quiere que la vacunen contra la Covid. Con ella hay otros niños vulnerables que han tenido que recurrir a la justicia para que los inoculen contra este mal. El gobierno federal – más bien el Presidente – asegura que se trata de una campaña de la oposición conservadora o neoliberal o lo que sea esta semana. Pero no. Es una niña, son unos niños. Tienen miedo. Ellos y sus padres.
Por lo pronto, uno se da cuenta de que las autoridades federales y estatales no respetan ya las órdenes de los tribunales. Más vale desacatar a un juez que admitir que el miedo de los niños vulnerables es tan válido como los temores de cualquier otra persona. Ese es el mensaje del gobierno de Veracruz a los veracruzanos de cualquier edad, aunque sería triste descubrir que los hijos de los funcionarios han recibido la vacuna antes de tiempo. Los otros niños que se jodan.
Y uno mira los árboles de enfrente. Verdes, quietos, esperando a que pase el calor, y a que llegue la ayuda a los damnificados por el ciclón...
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