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Díaz Ordaz y el poder invisible

Xochitl Patricia Campos López  

 

El dos de octubre del 2024 concede verdades y razones a la narrativa de la izquierda mexicana que identifica al Estado como un genocida y expone el autoritarismo conservador en nuestro país. Durante muchos años, los mitos del 68 han orientado la dinámica de una izquierda que quiere separarse del cardenismo priista y trata de alcanzar el poder político en México para implementar un gobierno comunista. El gobierno federal encabezado por Claudia Sheinbaum, legitima la lucha histórica y valiente de una izquierda nacional que persiste a pesar del autoritarismo conservador.  

Con todo y que muchas hipótesis de la historiografía de las izquierdas en México ahora tienen el peso de la validez oficial, quedan temas en el infierno que representan los fantasmas sin descanso, entre ellos GDO. El anticomunismo de Díaz Ordaz ha sido estudiado ampliamente, pero no su temor hacia los Estados Unidos. ¿De qué salvó Díaz Ordaz a México según su narrativa personal? Durante los gobiernos del desarrollo estabilizador, siempre se señaló la intención norteamericana para apoyar a Marcelino García Barragán y coordinar un Golpe de Estado en contra de la república. No debe olvidarse que eran los tiempos anticomunistas y que la derecha mexicana tampoco estaba inconforme con prácticas militaristas apoyadas por el imperialismo yanqui como ocurría en varias latitudes.  

Los Golpes de Estado promovidos por Norteamérica son también una verdad histórica. El caso más conocido es el de Victoriano Huerta y Henry Lane Wilson. Incluso Javier García Paniagua fue referido como otro objetivo del apoyo estadounidense para tomar el poder en México. Pero hubo otros varios.  

En la obra de Álvaro Delgado y Alejandro Paéz Varela sobre la derecha en nuestro país, se retoman las operaciones de la CIA en los espacios educativos, sociales, burocráticos y económicos del país. México siempre ha sido un hervidero de espionaje, confabulación y complots; contra nuestro país y contra otros, principalmente los Estados Unidos.  

Soledad Loaeza ha expuesto lo que la diplomacia nuclear de los Estados Unidos obligó para con Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán en la articulación de insertar a la derecha en el gobierno mexicano y reprimir a los movimientos sociales. ¿Acaso no ha sido así siempre? ¿Habrá salvado Díaz Ordaz a nuestro país de un Golpe de Estado o de una intervención militar estadounidense dado el temor rojo que existía en el mundo capitalista de la Guerra Fría?  

El veredicto de la actual administración presidencial representa un mérito en el reconocimiento de las víctimas y la conducción represiva de los aparatos de la seguridad nacional. No fueron unos cuantos. El reconocimiento público a los cientos de víctimas representa rescatar la magnitud de una voz social que nunca dejó de expresarse.  

Así como ha ocurrido con las memorias de otros personajes públicos, los archivos del expresidente Díaz Ordaz deben ser analizados y compartidos a los científicos sociales que tratan de comprender los procesos sociohistóricos de México. Sobre todo, la verdadera dimensión y presencia del poderoso vecino del Norte representa un elemento que no siempre se observa con toda la magnitud en la opinión pública de México. ¿Qué representa México para los Estados Unidos?,  

 

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