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Allá como aquí

Divagaciones de la Manzana


Martha Chapa


La guerra, en cualquier época o circunstancia, es atroz y regresiva. Reduce a la inteligencia humana, que representa avance, civilización y paz, en una oscura y decadente dimensión que aúna fuerza bruta, con violencia, y muerte.

Pero ahora, a diferencia de otras épocas, la presenciamos y padecemos con mayor horror y crudeza, en vivo y en directo, a través de la televisión. Y como bien sabemos, la población civil es la que más sufre y termina por pagar la furia psicótica de tiranos y guerreros, tanto en el pasado como en el presente, aunque comentábamos recientemente en un círculo de amigas, qué las mujeres pagamos también un tributo de gran sufrimiento, como ocurre en Ucrania, donde los niños quedan en el desamparo, en tanto los hombres se van a los frentes a morir.

Indefectiblemente, reaparecen esos villanos que siempre elaboran pretextos y justificaciones con artificios. Putin, ha dicho por ejemplo, que considera una agresión la presencia de Estados Unidos y la OTAN en sus fronteras y hasta se atrevió a comparar el hecho de cómo hubiera reaccionado dicho país de haber armamento ruso en México, soslayando que nosotros nunca aceptaríamos que se trasgredieran los principios de soberanía, autonomía e independencia. Y así, otras falacias que ha construido el dictador, poniendo al mundo al límite de una tercera guerra mundial, que sería apocalíptica o terminal para nuestra especie, de activarse el armamento nuclear.

Por su parte, Estados Unidos y Occidente, han mantenido una posición que, si bien ha sido cautelosa y prudente, se muestra omisa y ilimitada. Igualmente, China ha mostrado cierta moderación y astucia, combinada con una aquiescencia hacia Rusia, lo que significa lamentablemente el regreso de la “Guerra Fría”.

Nadie quiere la Guerra y todas y todos, nos preguntamos cómo es posible que en pleno siglo XXI se den estas conductas, no sólo violatorias del derecho internacional, a la vez que descarnadas y demenciales en el plano humano.

Urge un compromiso a nivel global y darle otro destino a la civilización, al planeta mismo, incluida importantemente la ecología, con miras hacia un mundo mejor.

Estamos indignados, y con una enorme preocupación, dada la improcedente y cobarde invasión de Rusia contra Ucrania, además de alevosa por la asimetría en cuanto a la fuerza militar entre una y otra nación.

Días aciagos entonces, que quisiéramos tornarán hacia el diálogo y la paz duradera, igual en Ucrania que en otras latitudes, incluido México, donde presenciamos día a día tanta destrucción, encono y pérdidas de vidas como nunca antes, provenientes de la violencia y la complicidad gubernamental, que no es ajena a la autocracia o el autoritarismo rampante de nuestros días.

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