La práctica de jugar a las sillas musicales en el poder legislativo ha llegado al límite de ser una burla para la sociedad.
Diputados y senadores ya sea electos directamente o por lista proporcional deben estar obligados a servir en la fracción parlamentaria del partido que los abanderó, pero nos encontramos con legisladores que se cambian de fracción como si nada, hasta con partidos con identidad ideológica contrastante y se anuncia que hay legisladoras prestadas a un partido.
Algunos sostienen que si no están a gusto con la política de su fracción, lo correcto es que renuncien y dejen la curul a su suplente, pero al parecer es más importante la dieta legislativa que la congruencia política.
Si eso es grave lo es más que las sillas musicales propician que se viole la ley. En el caso del senado (minúscula deliberada) el movimiento de senadores provocó que el PRD y el PES perdieran el mínimo LEGAL para ser fracción perdiendo beneficios económicos y políticos, pero en lugar de respetar la ley prefieren violarla, así abiertamente en el caso del PRD anunciaron que negociarían la no desaparición de la fracción, lo que lograron y al PES “le prestaron” senadores para protegerla.
La burla que vemos en el senado, en el cuerpo encargado de hacer las leyes, es que son los primeros que las violan. Nos dirán que las leyes se hicieron para violarlas, pero debemos recordarles que si los que las hacen no las respetan, no nos sorprendamos que la cultura legal del país sea una desgracia.
Nuestros legisladores están acostumbrados a negociar en secreto, tras el velo de las complicidades y han perdido la vergüenza y la dignidad. Pobre futuro para un país cuyos líderes se comportan de esa manera.