La tecnología irrumpió en la política de la forma más inesperada posible y puede ser un factor que limite la impunidad.
Hoy cualquiera camina con una cámara y una grabadora e imprime conductas con las que no está de acuerdo. Así se ha documentado la conducta abusiva de personas a las que se les ha asignado sarcásticamente el título Lord o Lady, igualmente se ha documentado el abuso gubernamental y policiaco.
En muchos casos, cada vez con más frecuencia, esos videos encuentran el camino del internet y basados en el hartazgo del abuso llegan a circular profusamente (se hacen virales); en muchos casos la consecuencia es la vergüenza de los descubiertos, pero en el caso de la policía y el gobierno como son desvergonzados, la complicidad garantiza la impunidad y los blinda sobre las consecuencias necesarias.
Las policías deben ser sujetas a la rendición de cuentas, pero también lo deben ser los políticos que dan órdenes perversas dirigiendo a las fuerzas policiacas para que se comporten como bestias de ataque.
La acción contra la impunidad debe aplicarse aún tratándose de gobernadores que buscan evadir la crítica social y política al tolerar y ordenar la brutalidad policiaca y la violación de los derechos humanos, contratando historiadores que están acostumbrados a alquilar la pluma a favor del poder.
El despertar de la protesta contra el racismo institucionalizado en Estados Unidos se debe a la evidencia presentada por varias cámaras que han logrado documentar innumerables casos de abuso, violencia y brutalidad policiaca, México camina atrás y esperamos el despertar de la sensibilidad gubernamental ante las evidencias crecientes de una policía descontrolada y criminalizada, aunque hasta ahora los que avanzan son los vándalos.