Otra sinagoga ha sido atacada por un terrorista lleno de odio.
Varias iglesias católicas fueron atacadas produciendo más de doscientos muertos en Sri Lanka.
Se unieron en sus propósitos de aterrorizar a la sociedad los supremacistas blancos a los terroristas musulmanes, ambos desperdigan odio tratando de infligir el mayor daño posible.
El terrorismo se lanza en contra de los derechos humanos más fundamentales, no respeta fronteras, creencias, pueblos.
Ahora resulta que para ir a rezar se tiene que optar porque: las comunidades se auto protejan, hacerlo con miedo, o de plano no ir. Con lo cual se ataca la libertad fundamental de creer y ejercer la creencia.
El terrorismo es un flagelo mundial. Si en algún momento tuvo la finalidad de desestabilizar gobiernos al mostrar que no podían proteger a la sociedad, ha llegado al punto en el cual solamente buscan hacer el mayor daño posible, agredir al otro, a aquel con quién se discrepa o se siente diferente.
El terrorismo es enfermizo y el mundo tiene la obligación de atacarlo como flagelo mundial.