Un senador panista, en plena sesión y justamente tratándose sobre víctimas de trata, se atreve a solicitar que le consigan una prostituta, por medio del teléfono del padrote, o sea, del explotador sexual de la mujer. El ha sido correctamente denominado como senador Pornochat. Pero cómo sucede normalmente en México, ahora tampoco sucederá nada.
La fracción panista se apresuró a perdonar al senador, tal vez le pidieron un arrepentimiento y rezar un par de padres nuestros, para ellos eso muchas veces es suficiente, excepto que hablamos de un representante popular. Es obligatorio mencionar que la seriedad de la acusación hace obligatoria una investigación y acción política, porque no podemos mirar pasivamente que un senador, que es el representante político de un Estado, se atreva a violar una ley cínicamente en el pleno del senado, no queremos ni imaginar a que se atreverá cuando se sabe protegido. Este precedente es muy serio especialmente si de lo que se trata es de que la gente se acostumbre a respetar las leyes.
Para que nos preocupemos más, el senador tiene fuero o sea que no le pasará nada, quiere decir que la violación de la ley está abierta para cualquiera que cuente con una complicidad adecuada.
El fuero no es para asegurarle impunidad a políticos, es para darles libertad de opinar políticamente, nunca para violar las leyes.
Este acto demuestra de forma fehaciente la inexistencia del Estado de Derecho, la debilidad de la cultura legal, y nos trae a la realidad que muestra que aquellos que deben respetar la ley, son los primeros que la violan, porque se pueden ocultar detrás del fuero o de la impunidad. Mala, muy mala lección.