El pensamiento moderno es iconoclasta y se propone desacralizar elementos a cada instante. El axioma de la muerte de Dios no significó la desaparición de las necesidades espirituales y metafísicas sino la pérdida de centralidad que las instituciones religiosas contenían, por lo menos, en la cultura occidental. Así, se inició la marcha de la secularización –dialéctica e infinita- por donde la historia y libertad del hombre deambulan. A cada paradigma destruido le sigue un período de libre albedrío que articula un modelo temporal para comprender, concientizar y explicar la realidad. Desacralizar es romper monopolios, socializar conocimientos, y construir nuevas interpretaciones. La evolución exige el cambio.
Se avecina en el mundo una nueva “rebelión de las masas” y en México se implementó pacíficamente en las elecciones que configuraron una de las alternancias más significativas de la historia nacional. ¿Qué perdió centralidad en México? ¿Qué se desacralizó? El neoliberalismo, la tecnocracia, los empresarios y el PRIANRD. La Modernidad Conservadora se agotó para dar paso a una Modernidad Insumisa.
Hace algunos años, el ámbito educativo fue embestido por este tipo de cambios. El positivismo que tanto orden generó en la producción de conocimiento y estilo de vida latinoamericano, fue sustituido por didácticas nuevas; incluso, al enfoque positivista -que fue la ilustración mexicana- se le comenzó a denominar "pedagogía tradicionalista". Durante la época neoliberal se le llamó "calidad educativa" a imitar los procesos que se practicaban en las instituciones de educación privadas. Durante los últimos treinta años se contravino la educación de la revolución mexicana porque sólo formaba pobres y priistas. En las instituciones de educación privada es donde estas directrices de la complejidad y pluralismo se llevan a cabalidad, desde perspectivas reaccionarias se puede hablar de algunos modelos completamente feministas o infantilizantes en casos de educación superior. Así entonces, la figura del docente ha sido descentralizada y se hace horizontal el construir una nueva manera de enseñanza-aprendizaje. Con el catedrático ha ocurrido lo mismo que con el sacerdote: ya no son intermediarios legítimos entre lo abstracto y lo concreto.
En el sector de la educación pública se consideró que la teoría de Edgar Morin sobre la complejidad y el caos, fue promovida para desarticular el papel del docente como protagonista de los movimientos sociales. El sector estudiantil se fue constituyendo como el agente catalizador –proletariado- desde la perspectiva de los enfoques educativos críticos, liberalizadores y marxistas. Así pues, la ultraderecha que guiaba la modernidad conservadora fustigó la educación pública para hacer surgir un individuo aspiracionista que lograra vivir con seis mil pesos al mes.
¿Por qué los Millenials votaron por MORENA? Es que el modelo de la educación basada en la complejidad funcionó. Edgar Morin se transformó en el principal enemigo público de la educación tradicionalista. El relativismo, nihilismo, existencialismo, complejidad, agnosticismo, etc., no vinieron de Antonio Gramsci y Carlos Marx; fueron los propios intereses de la dinámica neoliberal y empresarial quienes se encargaron de consolidarlo por todas partes.
Se presenta ahora la desacralización de los tecnócratas, empresarios y neoliberales y le acompaña la participación social en el diseño de las políticas públicas (presupuestos participativos-consultas) para construir una mejor gobernabilidad.
En la lógica del caos y la complejidad se generan procesos inclusivos de las mayores diversidades y racionalidades. Se sacraliza la naturaleza, el matriarcado, la felicidad, lo diverso y alternativo. 1968 es el Vietnam de todos los tiempos.
¿De qué se queja entonces la oligarquía del PRIANRD? Será que la desacralización implica pérdida de privilegios. La derecha y ultraderecha ahora son el "Zorro sin cola" y trinan su terrorismo apocalíptico por todas partes. La Fundación Rafael Preciado Hernández, el IMCO y Puebla representan espacios donde la nostalgia por una "Modernidad Nazi" implementa acciones que justifican todo tipo de violencia. Sin embargo, el proceso social que ha iniciado en México ya no se detiene con nada, sólo queda asumir las responsabilidades y seguir continuando.
A la reacción milenarista le hacen falta propuestas si anhela vigencia en la posteridad. Acción Nacional tiene que observar, en serio, la complejidad y el caos a las cuáles contribuyó y formular respuestas adecuadas si aspira a que el giro estatista que toma el gobierno mexicano dure poco. Pretender innovar el México del siglo XXI con las ideas de Traian Romanescu, Maximino Ávila Camacho y Gustavo Díaz Ordaz simplemente es imposible. .