Desde hace tiempo la tecnocracia neoliberal ha instalado un estilo de gobierno menos político y más administrativo. La nueva gerencia pública, se configura a través de mudar algunas funciones del sistema tradicional en el sector público y establecer en su interior los elementos del mercado. Esto es, utilizar la gerencia, en lugar de la asignación pública de recursos; la privatización, en lugar de organismos públicos; esquemas de incentivos de competitividad, en lugar de distribución de impuestos; la liberalización, en lugar de la regulación; y la economía neoclásica, en lugar de la humanista.
Esta mutación se debe al reemplazo de los procesos burocráticos por la ordenación de mercado. Orientación al cliente, calidad, privatización, comercio y competencia son las soluciones económicas impuestas a los problemas políticos. El arte del gobierno es algo que cada vez se olvida más en la clase gobernante. En lugar de políticos nos encontramos con sibaritas tecnócratas altamente corruptos.
La propuesta de SMART CITY o CIUDAD INTELIGENTE para la capital poblana, afirma estar orientada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y emplear la corresponsabilidad de la sociedad, iniciativa privada, universidades y gobierno en la estrategia de trabajo. No obstante, como en otros proyectos urbanos, por ejemplo CIUDAD MODELO AUDI, precisamente ha faltado la concurrencia de los actores públicos y privados para generar la gobernanza que lleve a buen fin estos macroproyectos. El programa de urbanización no busca una ciudad compartida, es un negocio sujeto a las grandes trasnacionales. Concesionar, privatizar, externalizar, digitalizar son las estrategias para quitarles a los poblanos su ciudad. Bajo la modernidad se esconde el colonialismo expoliador de siempre.
El incremento en la violencia de la capital del estado es muestra del abandono, desencanto, desatención e inseguridad que se palpa en la Ciudad. Los Ayuntamientos Panistas han manifestado una profunda contradicción para gobernar el municipio más importante de Puebla. ¿Es tan insignificante la capital que ha pasado de una administración desdichada a una dirigida? Los pobres resultados alcanzados por el Partido Acción Nacional al frente del gobierno municipal son evidentes. Pero hoy los hechos ya no se pueden encubrir ni matizar, y están en espera de ser explicados con objetividad. Puebla está en Remate. La estrategia de SMART CITY viene a decir que, frente a la incapacidad gubernamental de atender las demandas sociales, hay que privatizarlo todo y que se quede a vivir sólo quien pueda pagar los altos costos de la calidad gerencial. Con el desarrollo de estos modelos urbanos se busca crear mercados, en donde se ubica al ciudadano como un consumidor, precisamente por la incapacidad del Gobierno para brindar servicios eficientes, y crear un ambiente competitivo en la provisión de los bienes y servicios públicos con el espíritu empresarial. En la capital, la situación comenzó con el agua, alumbrado público y movilidad; ahora los ánimos tecnócratas dicen que puede ir el resto.
De acuerdo a la situación de Puebla, es necesario considerar la bifurcación que existe entre los espacios altamente urbanizados y los rurales agropecuarios que subsisten. La brecha entre dichos espacios debe cerrarse y procurar un desarrollo que alcance para todos. ¿Qué no sería más importante dividir a la zona metropolitana de Puebla en varios municipios o delegaciones? ¿Qué sentido tiene continuar con medidas centralizadoras en lo político, económico y social que terminan siendo excluyentes, clasistas y xenofóbicas? ¿Hasta cuándo las ciudades del país serán gobernadas con democracias participativas e independientes?
Ignacio Corona (2004) manifiesta las contradicciones y falsedades entre las ciudades reales y las simbólicas evidenciando el caso de Guadalajara. El espíritu de insubordinación, caos y nostalgia en las ciudades latinoamericanas que las hace caóticas, depende de una colonialidad que no se quiere suprimir y que se manifiesta a cada trazo, calle, edificio, arquitectura. Guadalajara no dejará de ser la “Catedral del Narco”, con todo lo que ello implica, a pesar de las mentiras urbanísticas que se le impongan. ¿Puebla será el Templo del Huachicol, eterno Huichilobos que persigue a los conservadores?
Las ciudades latinoamericanas no dejarán de arrastrar las características de una modernidad fallida. La arquitectura es un testigo mudo de la historia; pero, es un testigo que no miente. Las obras públicas erráticas, los elefantes blancos, las tecnologías inútiles, la corrupción urbana, informalidad y pobreza; son elementos insoslayables del análisis social que no se pueden cubrir con fachadas aunque estas ostenten la etiqueta “Smart”.