El bombardeo de Estados Unidos a Siria y Afganistán así como las afrentas a Corea del Norte, permiten observar que la geopolítica de la Casa Blanca continuará con el inútil ejercicio de disputar la zona natural de influencia rusa, china e islámica. La actuación de Donald Trump en el escenario internacional será peor que la de Barack Obama dado que la hegemonía occidental ha terminado. Mientras Norteamérica se desgasta en controlar el terrorismo global, su espacio natural tiende a complejizarse y adquirir mayor gravedad.
La solución al fundamentalismo musulmán depende de respetar a los Estados Centrales del Medio Oriente. Como señalaba Samuel Huntington, la globalización deberá considerar las diferencias culturales si aspira a generar una comunicación entre pueblos diferentes. Norteamérica debe replegarse a los límites de su espacio vital y ello obliga a Donald Trump para reconsiderar las políticas públicas dentro de su país así como en el perímetro inmediato.
Estados Unidos durante la época de la guerra fría mantuvo una similitud entre su política exterior e interés nacional. Ahora, esta superpotencia ya no cuenta con la capacidad para hacerlo. Para que el gobierno de la Unión Americana contenga, en lo mínimo, la decadencia y declive estadounidense, es necesario que reformulen la política de aislacionismo y excepcionalismo que fue el eje de la campaña trumpista.
Sin duda, Rusia tiene mayor capacidad para controlar al terrorismo musulmán que la propia Norteamérica. La distancia ha generado nuevos costos y el cambio tecnológico también es una variante a considerar.
Si Donald Trump aspira a convertirse en el Hijo Nativo de Estados Unidos que trata de construir un nuevo país, tendría que mirar la experiencia de Vladimir Putin. Este personaje, a decir del politólogo Richard Sakwa, emerge en un momento donde se genera una gran crisis económica, política y social que costó varias pérdidas a una Rusia atacada por el peor capitalismo salvaje y un conflicto civilizatorio interno por el desencanto con la democracia y la globalización. A Putin le ha costado casi dos décadas recuperar a Rusia otra vez. En esto años Norteamérica se ha equivocado profundamente. Ya no es el contexto de la Guerra Fría, ahora el mundo es un sitio demasiado complejo y, más que las ideologías, son las culturas las que determinarán el curso de las relaciones internacionales.
La “Epoca Trump” está comenzando a convertirse en una ambigua gobernabilidad. Su gobierno debe explicar y justificar lo que ha sucedido con las medidas radicales que se habían dispuesto en un principio. El ataque a Siria y Afganistán es una réplica de los errores de Barack Obama. Donald Trump debería poner orden en su casa y en patio de la misma. Observando las cifras que hace unos meses publicó el importante periodista mexicano Carlos Ramírez sobre el tema de la drogadicción en dicho país, queda la duda respecto de quién es el verdadero enemigo de la Unión Americana (Carlos Ramírez. Indicador Político 14/02/17). ¿Hasta cuándo Donald Trump va a hacer algo correcto por su pueblo? El gobierno de los Estados Unidos cada vez se parece más al de México. Quizá la mexicanización de Norteamérica es inevitable. La ineficacia planeada (Samuel Schmidt) permite calificar a un gobierno que se desentiende de las patologías sociales y se preocupa más por desarrollarlas para hacerse indispensable.
La confrontación con Rusia, China e Irán son innecesarias para Estados Unidos, precisamente estos Estados Centrales son los responsables, ahora, de la estabilidad en los espacios civilizatorios que les corresponden. Norteamérica ya no es, ya no puede ser, el policía del mundo y continuar el desgaste en conflictos fuera de sus límites identitarios. La acción militar en el Medio Oriente es una forma de procrastinar las tareas internas que corresponden al gobierno norteamericano.
China, Rusia e Irán pueden tomar acciones semejantes a Donald Trump con base en los argumentos de la Casa Blanca. ¿Cómo reaccionaría Washington o el Pentágono si, alguno de estos países, decidiera bombardear México como consecuencia del poder que tienen los grupos de la narco política? Las mafias mexicanas crecen de forma incontrolable y cada vez involucran a un mayor número de personas. El gobierno mexicano no sólo es incapaz de controlar la situación y hacer cumplir, en lo mínimo, el estado de derecho; la clase tecnocrática neoliberal es, sobre todo, cómplice de la maldad. La migración, pobreza, violencia, violación sistematica de derechos humanos que estimula DAESH es la misma que en América Latina provoca el narcotráfico y la corrupción gubernamental.
Estados Unidos tiene que decidir correctamente cuál será el rol que, a partir de la elección de Donald Trump, debe jugar en el ámbito internacional. El aislacionismo estadounidense es una oportunidad para que se configure la mundialización multipolar y los Estados Centrales actúen consecuentemente en mantener la estabilidad dentro de su entorno inmediato. El retorno de Norteamérica a sí mismos, a sus orígenes, es algo necesario también para el mundo. Ha fracasado la evangelización occidental y se vuelve una emergencia ralentizar la modernidad para que cada civilización realice la tarea que le corresponde.
China, Rusia e Irán tienen el mismo derecho para intervenir en los espacios cercanos a Norteamérica con los argumentos que Donald Trump ha empleado. Si el Pentágono busca colocarse en una situación semejante al escenario de la Crisis de Misiles en 1962, ahora debe multiplicar a la URSS por tres o, quizá, elevarlo al cubo. Donald Trump puede ser el sujeto que regenere a Estados Unidos o el lunático que provoque el fin de la humanidad.