Figura brillante y legendaria aunque envuelta en graves escándalos recientes, Woody Allen es uno de los cineastas mas reconocidos de nuestro tiempo.
Esta semana tuve oportunidad de ver un par de películas dirigidas (y una también actuada) por él. Las dos, recientes; una titulada MatchPoint, traducida como La provocación, del 2005; y la otra, A Roma con amor, del 2012.
La primera es una trama de suspenso policiaco, con un entretejido de clases sociales en Inglaterra que tiene, cual debe, un final inesperado luego de un suspenso constante; la otra, es una serie de historias simultáneas en Roma, historias que se desarrollan en una ciudad que muestra, gracias a una fotografía excelente, sus bellezas inmortales que invitan a visitarla.
Woody Allen, cuyo nombre original es Allan Stewart Könisberg, nació en Brooklyn, en diciembre de 1935 en una familia de origen judío. Desde joven se inclinó hacia el entretenimiento y fue primero humorista y músico. Aprendió a tocar el violín y luego el clarinete, actividad que practica hasta hoy tocando en Nueva York.
Ya en su infancia asistir a una película le había impresionado al grado de querer tocar a los personajes en la pantalla y ello seguramente lo condujo a dirigir y escribir guiones de cerca de 50 películas desde entonces. Como sucede a muchas personas talentosas (y claro, no talentosas también), su carrera académica no fue buena sino por el contrario marcada por el rechazo y el fracaso. Sin embargo, su gusto por el trabajo y su tenacidad hicieron posible que se destacara como humorista, y luego fue invitado a escribir un guión y participar como actor en la película What’s new, Pussy Cat? en 1960.
En 1968 escribe y dirige la película Toma el dinero y corre. Gracias a su talento y lo promisorio que representaba en lo económico, recibe apoyo para sus siguientes tres película de entre las que descuella Annie Hall en 1977, cinta que significa para él su primer premio Óscar.
Este triunfo le pavimenta el camino que a partir de ese momento recorrerá con películas como Manhattan, en blanco y negro, y muchas otras que enlistar aquí sería excesivo pero son muchas y muy buenas; no siempre fáciles ni claras como lo son las obras de arte.
Su trabajo como guionista, director y actor están profundamente impregnados por su personalidad de un ingenioso humor “negro”, un poco absurdo y desconcertante y por supuesto incomparable que contienen la esencia que lo caracterizó desde joven cuando no deseaba ser un galán sino mas bien alguien con gafas pero apreciado; una figura desafiante no violenta. Desde joven acudió al psicoanalista y mucha de su producción también tiene ese sello del constante cuestionamiento interior. Igualmente hay cintas como La rosa púrpura del Cairo, que ganó un premio al mejor guión original en 1985 y en la cual se presenta el fenómeno del espectador que forma parte de la película y que puede entrar y salir a voluntad de ella y que encierra mucha de la esencia del cine que busca un involucramiento del espectador para que se complete la obra. Su trayectoria le ha valido recibir diferentes premios lo mismo por su dirección que por sus guiones y como actor. Siempre que tenga oportunidad disfrute una pelicula donde él haya participado. La disfrutará o al menos, lo supongo.
Antonio Canchola Castro
canchol@prodigy.net.mx